lunes, 5 de julio de 2010

Descansar en la Gracia

Descansar en la gracia

Léase Léase Romanos 8.18-31

Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran.

-Isaías 41.12 (NVI)

«¿POR qué está ocurriendo nuevamente? ¡Pensé que habíamos terminado con esto! ¿En qué fallamos? ¡Es injusto!»,dijo mi esposa. Mis lágrimas se mezclaron con las de ella al escuchar al oncólogo decir que el cáncer había regresado. Pensamos que se había curado hacía dos años, pero ahora había más tratamientos de quimioterapia por delante. Nuestra fe había sido un gran consuelo durante nuestra primera lucha con la enfermedad. La lectura de hoy en Isaías fue especialmente consoladora, aunque inicialmente estas noticias parecían contradecirla. Este nuevo diagnóstico no fue «como nada»; era un cáncer inoperable.

Pero recordé que esta enfermedad no era un juicio de Dios o el rompimiento de su promesa; era parte de la misma lucha. Dios seguía con nosotros y continuaríamos necesitando su ayuda. Confié cada vez más en su gracia. A través de las oraciones, el Espíritu Santo ha transformado nuestros temores en paz. La promesa de Dios se cumplirá fielmente, no en nuestro tiempo, sino en su tiempo. Sólo estamos llamados/as a amar y a confiar.

Sr. Ken Franklin (Michigan, EUA)

Oración:

Oración: Oh Dios, danos paciencia, fortalece nuestra fe y renueva nuestra esperanza cuando la vida sea difícil. Amén.

PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Ore por y escriba una nota para animar a alguien que está enfermo.

OREMOS:

Por personas con tratamientos por cáncer.

Un futuro maravilloso

18 Estoy seguro de que los sufrimientos por los que ahora pasamos no son nada, si los comparamos con la gloriosa vida que Dios nos dará junto a él.19 El mundo entero espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos.20 Pues todo el mundo está confundido, y no por su culpa, sino porque Dios así lo decidió. Pero al mundo le queda todavía la esperanza21 de ser liberado de su destrucción. Tiene la esperanza de compartir la maravillosa libertad de los hijos de Dios.22 Nosotros sabemos que este mundo se queja y sufre de dolor, como cuando una mujer embarazada está a punto de dar a luz.

23 Y no sólo sufre el mundo, sino que también sufrimos nosotros, los que tenemos al Espíritu Santo como anticipo de todo lo que Dios nos dará después. Mientras esperamos que Dios nos adopte definitivamente como sus hijos, y nos libere del todo, sufrimos en silencio.24 Dios nos salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene?25 Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.

26 Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.27 Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere.

28 Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que le aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan.29 Desde el principio, Dios ya sabía a quiénes iba a elegir, y ya había decidido que fueran semejantes a su Hijo, para que este sea el Hijo mayor.30 A los que él ya había elegido, los llamó; y a los que llamó también los aceptó; y a los que aceptó les dio un lugar de honor.

Cuánto nos ama Dios

31 Sólo nos queda decir que si Dios está de nuestra parte, nadie podrá ponerse en contra nuestra.

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